Los “Alguito”
Todos en la vida tenemos algo o alguien por quien vivir, sufrir, amar o renegar. Yo aparte de los de mi corazón, tengo de diez a doce “alguitos” que concurren a mi domicilio todas las noches a pedir “alguito” para comer, ya sea dulce o salado, para levantar el bajón, la abstinencia, la pálida, el hambre o porque les pegó fuerte la porquería. Los tengo divididos en permanentes, ocasionales y oportunistas, y a su vez se subdividen en “piperos” y mendigos que no se drogan, pero le dan al “totín”. En un principio les daba la comida fría con la esperanza que la calienten, pero me parecía inhumano; ahora se la caliento y los hago sentar en un cantero que tengo en la vereda de mi casa, le doy un pan y un vaso de jugo y los descarados todavía me manguean un “puchito”. En fin, lo cuanto, no espero que me alaben ni que me critiquen; solo quiero que me imiten; no son delicados, comen lo que uno les dé, así que a las mamás les pido, ellas que tienen algo de Dios, le pido un puñado más de fideo, un puchero de más y por qué no una empanada o una hamburguesa y todo lo que quede, que se los den a los “Alguito”, que no por ser pobres y sufrir esa maldita adicción merecen nuestra indiferencia y rechazo. Hagamos nuestra parte, tan solo por escuchar ese sentido “gracias”, que lo dicen de corazón y a la vista de Dios el que ayuda está ganando indulgencias y dormirá feliz y contento. Ya esta práctica es contagiosa y participa toda la familia ayudando a los “Alguito”.
Francisco Amable Díaz
Pedro G. Sal 1.180
Barrio 20 de Junio - San Miguel de Tucumán
¿Se acuerdan del padre Martín?
Si no me equivoco, para canonizar a una persona, la Iglesia Católica requiere que el candidato a santo haya vivido las virtudes cristianas en grado heroico, o que haya sufrido martirio a causa de la fe, además de que se pueda probar que haya realizado dos milagros (uno, en caso del mártir). Según relatos históricos y trabajos artísticos que datan de su tiempo (Siglo XV), durante una dura recesión económica en España, que afectaba directamente los intereses de la comunidad religiosa a la que pertenecía, San Diego de Alcalá robaba comida de la cocina a sus hermanos frailes, para dársela a los pobres que la solicitaban en la puerta del convento. Al ser descubierto, le ordenaron que mostrara lo que llevaba escondido entre sus ropas, y al levantarse el hábito cayeron flores al piso, en vez de la comida que iba transportando, hecho que se recuerda como “el milagro de las flores”. La vida del santo, me recuerda al padre Martín Martín Martín, operario diocesano, de vida virtuosa vastamente conocida. Para él no existía el “no puedo” ni el “no tengo tiempo”. Se las ingeniaba como sea, para cumplir el mandato de Dios de brindar el servicio espiritual a sus fieles. Si le ofrecían dinero, lo recibía, y al primer necesitado que encontraba se lo daba. El dinero en el bolsillo de su sotana, se posaba como un pajarito. Ambas cosas me constan, porque las viví personalmente, lo vi varias veces llevar a cabo estas acciones. Los últimos años de su vida, los pasó conmovedoramente encorvado a raíz de una enfermedad que lo acuciaba, pero que no era obstáculo para detenerlo en su práctica del bien. Actualmente, es mucha la gente que desea que el padre Martín sea beatificado. Y es mucha, también, la que le implora que interceda ante Dios en sus necesidades y asegura ser satisfecha. Ruego que la Iglesia indague a fondo la vida de este excepcional apóstol de Cristo, para premiar todo lo bueno realizado en su vida, para que nos sirva como ejemplo, y para que tengamos un adalid al cual recurrir cuando vayamos en busca del auxilio divino.
Daniel E. Chavez
Pasaje Benjamín Paz 308 - San Miguel de Tucumán
Centena
Cuando lentamente el mundo comienza a dejar atrás el tsunami pandémico, en nuestro país, luego de 100 días de aislamiento preventivo, estamos volviendo increíblemente al punto de partida. En el arranque de la medida, el 20 de marzo pasado, el argumento era ganar tiempo para prepararse para el pico del contagio. En otras palabras, hacer en un par de meses lo que no se hizo en décadas en materia sanitaria. De sólo enunciarlo nos damos cuenta de que se iba al fracaso absoluto. Por fortuna, el famoso pico todavía no llegó. Y ahora comprobamos que eso es bueno y malo al mismo tiempo. Las mismas autoridades sanitarias lo dicen: si sucede, no hay sistema sanitario que aguante, algo comprobado acabadamente en los países del Primer Mundo que lo sufrieron. Y si no llega (en eso estamos) el aislamiento debe seguir… ¿quién sabe hasta cuándo? Conclusión: la cuarentena como único remedio es muchísimo peor que la enfermedad, viendo los desastrosos resultados que conseguimos en materia económica. Entonces, el presidente Fernández está atrapado en una telaraña pandémica, de la cual no sabe cómo salir, dejando al descubierto sus evidentes limitaciones como piloto de tormentas. Todo esto, aclarando que cuenta con la ventaja de resolver un problema limitado prácticamente a la Capital Federal y el conurbano bonaerense. Pero parece que él y los responsables de la situación no pueden dar con la tecla de la cuestión y ya no disponen de tiempo para resolverlo, aunque el Presidente diga que le sobra el mismo para arreglar la situación económica, de la cual todavía ni se ocupó, salvo algunos paliativos menores. Para colmo, su errática actitud no tiene ningún acompañamiento, porque la vicepresidenta está ocupada exclusivamente en su situación personal, sin que le interese absolutamente nada del tema sanitario. Su única preocupación en estos 100 días fue ir despejando su situación judicial y rodearle la manzana al primer mandatario, copando casi todos los lugares de poder político con sus acólitos. De hecho, la mitad de los funcionarios con poder de decisión le responden directamente, casi todos pertenecientes a La Cámpora. Por las dudas, Sergio Berni lo aclaró rotundamente: la única que conduce es Cristina. Y para terminar de debilitarlo políticamente lo embretaron en el delirio expropiatorio de la empresa Vicentín. Sin ninguna posibilidad de justificar la medida, el Presidente pagará el costo político de este avance sobre el estado de Derecho. Y como si todo esto fuera poco, el país está en las puertas del noveno default de su historia, gracias a la impericia de un intrascendente ministro de Economía, que con los planetas alineados para un arreglo provechoso de la deuda, va derecho a chocar el auto de la calesita, demostrando no estar a la altura del cargo que ocupa. En resumen, con un Presidente sobrepasado por su incapacidad y sin ninguna estructura política que lo sostenga, los argentinos nos dirigimos, como el Titanic, a la peor crisis económica y politica de sus 210 años de historia... y todo gracias al autodenominado equipo de “científicos” que nos toca padecer.
Ricardo A. Rearte
Congreso 395 - Monteros
“No todos somos Vicentin”
Vicentin le debe dinero a 1.895 personas (físicas y jurídicas), por compra de granos; a 586, por bienes y servicios; a 37 entidades financieras; a 19 organismos fiscales y aduaneros; a 98 accionistas y a tres sociedades vinculadas. Según datos del Concurso, la suma adeudada alcanza los 98 mil millones de pesos, de los cuales 18.000 millones de pesos, corresponden a deudas con el Banco Nación de la República Argentina. Aún así, hay personas en la República Argentina, que se niegan a evolucionar intelectualmente y a abrir sus mentes para escuchar distintas usinas de Información, lo que les permitiría pensar desde otras ópticas a las que con las que vienen procesando sus historias de vida. Marchan, defendiendo a las ilegales riquezas argentinas (que se dicen competitivas y que promueven la meritocracia); aquellas riquezas hipócritas, plagadas de crímenes y asesinatos; de deudas estatizadas; de evasión impositiva y de fuga de capitales. Marchan, irresponsable e impunemente, ante un Rodríguez Larreta que elude la estricta cuarentena y confinamiento social (CABA suma 144,6 muertes por cada millón de habitantes, mientras que la provincia de Buenos Aires suma 29,6 muertes por cada millón de habitantes), sabiendo que los más pobres se mueren en las villas y los menos pobres cumplen con su rol de peones sacrificables, en el tablero de las conspiraciones contra el gobierno de todos. Marchan bajo la consigna de “Todos somos Vicentin” y uno desearía que lo hicieran bajo la de “Todos somos Banco Nación”.
Javier Ernesto Guardia Bosñak
Cabinas sanitizantes
A través de la presente quiero comentar que “con una cautelar reclaman la prohibición del uso de cabinas sanitizantes en personas”(con este título se encuentra el artículo en internet). La cautelar solicita al Ministerio de Salud de la Nación que suspenda la comercialización y utilización destinada a seres humanos de estos dispositivos no autorizados por la Anmat y desaconsejados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Fue presentada ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo federal por la Sociedad Iberoamericana de Salud Ambiental (Sibsa), buscando preservar la salud pública y el derecho a la salud de aquellos ciudadanos que son expuestos-sin razones científicas que lo justifiquen-a “cabinas sanitizantes o túneles de desinfección” como medida para evitar la diseminación de la Covid-19, hasta tanto se dicte una resolución definitiva en el marco de un procedimiento administrativo que inició la organización ante el ministerio. En diferentes hospitales, cárceles, municipios y comercios del país se instalaron cabinas de este tipo (hay una en la Caja Popular de Ahorros de esta ciudad), que, según la Sibsa, se trata de estructuras con forma de túneles, gabinetes o cabinas con capacidad para contener a una persona de pie, que, al ingresar, es blanco de diferentes procedimientos de desinfección, ya sea por rociado de productos químicos como amonio cuaternario, povidona yodada, cloruro de benzalconio y peróxido de hidrógeno, exposición a ozono o radiación con rayos ultravioleta de tipo C (UV-C). Todo esto puede causar daño en los humanos, según la OPS. Además estas cabinas no son efectivas, porque el virus está en el interior de las personas, que no dejarán de transmitirlo a través de las secreciones, constituyendo una verdadera trampa, porque creen que ya no necesitan mantener la distancia social y cubrirse la boca si todos están “desinfectados”, según dijo un infectólogo (Sergio Saracco). Por último, corresponde también señalar que los sindicatos podrían instrumentar la creación de “comités mixtos de higiene y seguridad para frenar la instalación de cabinas” (título en internet), entre ellos y la institución o empresa.
Abraham Rahman
Belgrano y Alberdi
En estos días se cruzaron en el camino de nuestra patria, quizás por casualidad, dos acontecimientos que tienen a mi querida provincia de Tucumán, como invitada privilegiada. El día de nuestra Bandera Nacional, creada por el General Manuel Belgrano, prócer e hijo de Tucumán por adopción y el debate sobre la obra jurídica máxima de nuestro prócer tucumano Juan Bautista Alberdi, nuestra Constitución Nacional. Nuestra patria y nuestra provincia han quedado lejos de sus figuras y no vemos a alguien que pueda tocar ni siquiera sus sombras. Tucumán, mi amada provincia, la más pequeña, tuvo por destino emanado de las manos de Dios y bajo el cobijo del Sagrado Manto de la Santísima Virgen María, el ser la cuna de muchos acontecimientos históricos que la marcaron para siempre, aunque muchos hombres y mujeres tucumanos, ligados a la historia de aquellos próceres, no hayan recibido de la historia su justo reconocimiento, aunque también creo que nunca lo buscaron ni riqueza ni privilegios, participando de batallas sangrientas y de gritos de libertad e independencia, solo con su inteligencia, su valor y su honor. Hoy perduran en nuestro ser esos hombres y mujeres, igual que antes, igual que siempre, trabajando en silencio, entregando todo por amor a la familia, a la provincia y a la patria, y muchos de ellos, ciudadanos tucumanos por adopción. Para los traidores, sin valor y sin honor, solo les tengo las palabras de Cristo (Mateo 19, 23-30). Manuel Belgrano y Juan Alberdi conocieron de la grandeza de esta nuestra tierra, aquí, entre tucumanos, forjaron muchas de sus virtudes y victorias, sus defectos y sus amores para la historia grande de nuestra amada patria y hoy, muchos tucumanos y argentinos, imitan esas virtudes, en silencio y oración, con valor y con honor.
Pedro Isaac Pabon
Imitar a Belgrano
A la exitosa abogada y vicepresidenta de la Nación, señora Cristina Fernández de Kirchner, presente. En este mes de patriotismo donde todos los argentinos veneramos al general Manuel Belgrano, yo, simple jubilada de 82 años de edad, me acuerdo de uno de sus discursos donde dijo que usted amaba al General y que si él aún estuviese vivo se hubiera casado con él. Es por eso que me gustaría saber ahora: ¿imitaría sus ejemplos donando esos abultados cheques que lo reclaman continuamente, a los más necesitados? Con todo respeto, saludo a usted.
María Dolores Britos
N. de la R: esta carta fue publicada en nuestra edición de ayer 25/06 con tres errores de transcripción, razón por la cual la publicamos nuevamente. Pedimos disculpas por las erratas.
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